sábado, 4 de septiembre de 2010

Juegos y Ejercicios para mi Bebe en su Primer Año de Vida






Desde la cuna empieza el aprendizaje del niño. Su futuro depende de la atención que le preste la madre, ayudada por el padre y por el resto de la familia. El recién nacido requiere de afecto, de un ambiente limpio, de alimentación, especialmente del pecho de la madre y de higiene.



El bebe tiene la capacidad de crecer y desarrollarse. Cada día esa capacidad se aumenta y se perfecciona, siempre que se le proporcionen las experiencias y los cuidados más oportunos y estimulantes para su mejor crecimiento físico y su máximo desarrollo mental.



Desde que nace el bebé ve y oye, esta alerta de las percepciones y listo para ir conociendo el medio que lo rodea. Reacciona ante determinadas situaciones y responde ante variadas impresiones.



A las reacciones y respuestas las vamos a llamar reflejos; a las impresiones las llamaremos estímulos. Los reflejos que en el primer mes del bebé, se observan claramente son los de chupar, tragar, morder, presionar objetos pequeños con las manos, parpadear con la luz.



Por medio de los reflejos, en el primer mes el bebé se relaciona con su medio. Si se ejercitan o se estimulan, las experiencias que va acumulando le permitirán desarrollar búsquedas ya orientadas, como localizar el pecho de la madre, llorar cuando necesita atención, dirigir la mirada hacia lugares iluminados, rechazar lo que no le gusta y hacer otras muchas acciones.



Del primero al cuarto mes, ya ejercitados sus reflejos, adquiere otras nuevas experiencias, comienza a relacionar algunas otras cosas y se da cuenta de cuando le sucederá algo agradable. Reconoce el momento en que su mamá le dará la leche. No se chupa el dedo por reflejo, lo chupa porque le gusta. Repite las actividades que le sorprenden por su novedad o porque le dan placer. Insiste una y otra vez en las mismas acciones como si quisiera perfeccionar o desentrañar las experiencias que le aportan. Se pueden descubrir con facilidad los juegos y los ejercicios que prefiere, para practicarlos y gozar de su alegría.



De los cuatro a los ocho meses va explorando más el medio que lo rodea, descubriendo mayores cosas y reconociendo con más seguridad. Pasa el tiempo concentrado en lo que ve, da vueltas a los objetos, los mira, los tira, los chupa. Se interesa principalmente en lo que el mismo descubre. Eso guía para presentarle los juegos y entretenimientos, para hacerlo como si él mismo lo estuviera inventando.



De los ocho a los doce meses el niño se limita a repetir o producir experiencias interesantes, sabe lo que quiere y lo que busca. Durante este periodo tiene mucho movimiento, gatea o camina sostenido. Su campo de exploración crece. Se ha llamado a esta etapa la “época de los daños”. En realidad el niño no quiere destruir, quiere averiguar.



Es mejor darle libertad de movimiento y recoger cosas que puede romper o descomponer.





A C T I T U D E S



Es oportuno recordar que cuando se comparte con el niño, hay que estar en disposición de sonreír y gozar con él. La palabra cariñosa, el tono afectuoso de la voz, la sonrisa, el gesto, son estímulos muy importantes y de gran valor para el desarrollo del niño.



Los movimientos que se realizan con el niño deben ser cuidadosos, suaves y seguros dentro de un ambiente tranquilo. Además no hay que insistir con el estímulo sí el niño se molesta o se cansa. La mejor hora para los ejercicios físicos es antes o después del baño, teniendo cuidado de evitar corrientes de aire que lo puedan resfriar.



Sí al hacer ejercicios o al darle de comer o al bañarlo, se le canta o se le recita, también se estimulará su desarrollo. Cada avance que logre el niño hay que celebrarlo. Esto tiene un gran significado, es de triunfo y le da seguridad.



MAMAR: Dejar caer en los labios del niño una gotita de leche materna, para que la absorba. Llevar el pezón hacia la comisura de los labios del niño, para incitarlo a que mame. Oprimir suavemente la región cercana al pezón, con el fin de facilitar la succión del niño. “Con mi leche crecerás, mi leche dulce y buena, para mi niño dulce y bueno”.



Luego que mama, en las horas de alimentación tocar con el pezón la comisura derecha o izquierda de los labios del niño, para que él busque el pecho. Ese ejercicio se realiza con variaciones. Se toca el labio superior o el labio inferior, siempre con la intención de que el niño busque el pecho. Mas adelante se toca la mejilla, después la oreja, alejándose cada vez de la boca del bebé, para que el realice la búsqueda del pezón.



TRAGAR: Poner sobre la lengua del bebé una o dos gotas de agua o jugo de naranja, con un gotero o cucharita pequeña, para que el niño trague. Tocar la lengua del bebé con el dedo o con el chupón, pues cada vez que se haga él chupará y tragará saliva.



CHUPAR: Tocar con diferentes objetos (dedo, algodón, chupón) los labios del niño para que succione o chupe. Dar al niño agua o leche con una cucharita, colocando su punta en los labios, para que lleve el líquido a la boca estirando los labios hacia adelante y succionando con fuerza.



MORDER: Tocar la encía con el dedo o la mamila, para que la aprisione. Este ejercicio y los otros de mordida, se hacen cuando el niño está tranquilo y no tiene hambre. Colocar la mamila dentro de la boca del niño y mover suavemente su mandíbula para abrirla y cerrarla.




PRENSAR: Tocar la palma de la mano del bebé para que prense su dedo. Se pueden utilizar objetos pequeños como juguetes y sonajas



PARPADEO FRENTE A LA LUZ: Pasear al bebé por ambientes de diferentes intensidades luminosas, para que parpadee la pasar de la oscuridad a la claridad. Para este ejercicio se puede utilizar en la habitación una lámpara, acercándola y alejándola del niño.



REACCIONAR ANTE SONIDOS: Con un sonajero o las palmas, hacer que el bebé busque el lugar de donde viene el sonido.



MIRAR: Colocarse frente al bebé, para que el niño mire. Hacer movimientos y gestos para que observe. Colocar móviles de colores fuertes sobre la cuna, para que el niño los vea. Alzar al niño y acercarlo al móvil, que se sopla para que se mueva. El movimiento atrae la atención del niño.



RODAR SOBRE SÍ MISMO: El bebé por lo general tiene su cuerpo contraído: los brazos y las piernas encogidos, los puños cerrados. Al rodarlo sobre sí mismo, cada vez que se le cambie ropa, se le relaja el cuerpo y se facilita la flexibilidad del tronco y las extremidades.



RELAJARLO: Poner al niño boca arriba y con masajes rítmicos, lentos y suaves, relajar sus brazos, nuca, espalda y piernas. Cantarle o recitarle.



SENTIR EL CUERPO: Con el niño boca arriba, cruzar sus brazos sobre el pecho y llevar las manos con suavidad hacia los hombros opuestos.

ABRIR LA MANO: En la posición de boca arriba, se toma la mitad del brazo del niño y se le dan masajes suaves desde el hombro hasta la mano abierta. Luego se hace el mismo ejercicio con el otro brazo.



EXTENDER LOS BRAZOS: Con el niño boca arriba, procurar que agarre los dedos pulgares del adulto o sujetarlo suavemente por la mitad del brazo, se levantan sus brazos y se extienden con lentitud hasta la posición de cruz.



DOBLAR LAS PIERNAS: Colocando al niño boca arriba, se relajan los músculos de las piernas por medio de masajes, luego se sostienen ambas piernas por debajo de las rodillas y se lleva una rodilla hacia el pecho. Luego se hace el ejercicio en la otra rodilla.



EXTENDER LAS PIERNAS: También colocado boca arriba se relajan los músculos de su pierna con masajes, se toman las dos juntas, se coloca una mano en sus pantorrillas y otra en sus rodillas, para extender las piernas horizontalmente con la mayor suavidad.



TONIFICAR LOS MÚSCULOS DEL PIE: Con la ayuda de un cepillo de dientes con cerdas finas y suaves, se masajean las piernas, los tobillos, los empeines y las plantas de los pies. Estos ejercicios producen los reflejos de endurecer y rotar el pie hacia afuera, hacia adelante y el movimiento de los dedos. Al pasar el cepillo por el empeine, el niño levanta el pie y el dedo gordo. Al pasarlo por la planta del pie, el niño hace un movimiento de rotación hacia adentro y crispa los dedos.



ALZAR LAS PIERNAS: El niño boca arriba, se toman las plantas de los pies juntas con una de las manos, la otra se coloca en las rodillas. Así preparado, se llevan las piernas hacia arriba y hacia abajo, sin que toquen el piso.



AUMENTAR LA CAPACIDAD PULMONAR: Se coloca al niño boca arriba, con las piernas encogidas. Se sostienen ambas piernas con las manos, se ejerce una ligera presión con las rodillas sobre el vientre del niño con el fin de provocar por pocos segundos una contracción del abdomen. Se procura que el niño expulse el aire antes de aflojar la presión.



También con el niño boca arriba, las piernas semiabiertas y estiradas, se colocan las manos alrededor del vientre, de tal manera que los dedos sostengan el tórax. Se empuja muy suavemente el abdomen hacia arriba con las palmas de las manos, sin dejar de sostener la parte inferior de las costillas, para que el niño expulse el aire. Este ejercicio además de aumentar la capacidad respiratoria, evita en ensanchamiento de las costillas flotantes y hace trabajar el diafragma.



REFORZAR LOS MUSCULOSDE LA NUCA Y DE LA ESPALDA: Se levanta el niño, sosteniéndolo con una mano en las rodillas y otra en el pecho, frente a un espejo. Se observan sus reacciones y se le inclina suavemente, luego se le estimula para que enderece la espalda.



SEGUIR OBJETOS CON LA VISTA: Colocar detrás de una cartulina o pañal un juguete que llame la atención del niño. Se mueve hacia un lado, dando oportunidad de que el niño observe el juguete. Colocar frente al niño objetos de colores fuertes, para que los vea, acercarlos y alejarlos, o moverlos hacia la izquierda y la derecha o bien hacia arriba y abajo o en círculos. Los objetos pueden ser luminosos o sonoros.



Ponerle al frente un objeto pendiente de una cuerda y moverlo como un péndulo. Cambiar de objeto para asegurar el interés del niño.



Rebotar una bola sobre una mesa y rodarla para que el niño siga e movimiento con los ojos.



HACERLO SONRERIR: Para provocar la sonrisa del niño se puede cubrir la cara con un pañal y luego quitarlo, para que responda con gorgoritos y sonrisas. Este juego de escondite se puede hacer con muchas variaciones



JUGAR CON LAS MANOS: Rozar el dorso de su mano con un objeto suave, hasta lograr que el niño las abra. Lograr que el niño abra las manos, las cierre, tome algo, lo suelte. Mover su mano hasta tocar la otra, esperar a que las entrelace y las suelte. Procurar que mantenga las manos entrelazadas por varios segundos y se dispongan a imitar el movimiento.



Mover los brazos del niño para que se vaya preparando a hacer palmas. Dejar objetos livianos y pequeños cerca de sus manos para que trate de agarrarlos. Dejarlo que toque su cara y la recorra con sus manos.



Colocarle una pequeña pulsera de cascabeles en la muñeca, para que al moverla descubra su sonido.




BUSCAR EL SONIDO CON LA VISTA: Dejar el radio con música suave cerca del niño. Sonar la sonaja frente al niño, luego a su izquierda para que lo busque, después a la derecha. Sujetar uno de los pies un objeto sonoro, para que descubra el efecto que logra con su movimiento



HACER GORGORITOS: Hablar al niño claramente y de frente, sobretodo en las horas de comida. Cantar al niño canciones de cuna cuando va a dormir. Hablarle en distintos tonos de voz y hacer sonidos diferentes como campanas, tambor, etc. Cuando responde con gorgoritos, imitarlos lo más parecido posible, para que el niño los emita nuevamente. Alegrarse cada vez que el niño produce sonidos con su boca, para lograr que los repita.



TOCAR EL SUELO CON LAS MANOS: Se coloca al niño boca abajo, con una almohada baja, puesta a manera de cuña. El niño se apoya con las manos o antebrazos. Si se le rasca ligeramente la espalda, enderezará la cabeza y el tronco.

PREPARLO PARA SENTARSE: Se coloca al niño boca arriba, se le estiran los brazos en forma de cruz y se le sujetan por sus manos. Se le estimula con un juguete colgante, para que trate de alcanzarlo con los pies. Sentar al niño en las rodillas y mecerlo. Sentarlo con apoyo de almohadas.



FACILITAR EL GATEO: Se coloca el niño boca abajo, se le estiran cuidadosamente sus piernas y se le ayuda a flexionarlas y elevar las nalgas, para que el niño se vaya empujando por sí mismo. Sí no reacciona, se coloca la mano debajo de su vientre y con la otra se le empuja desde la planta del pie.



También se pone boca arriba, se colocan las manos del adulto contra las del niño y se le estimula a que empuje las del adulto. Este ejercicio adiestra al niño para que se apoyen en ambos brazos. Otra forma es colocar el niño boca abajo, se le levanta con la mano extendida debajo del vientre del niño y se le sostiene el esternón con el dedo índice. Se levantan los pies con la otra mano. El niño aprende a apoyarse con los brazos y a empujar contra la mesa. El peso del niño lo sostiene la persona que lo ayuda.



Dejar que gatee libremente, moviéndose por donde quiera, siempre que no hay gradas o peligros. Colocarse frente al niño cuando gatea hacia adelante, detenerlo y empujándolo suavemente lograr que gatee hacia atrás. Poner un juguete a cierta distancia y colocarlo en posición de gateo para que lo coja.



FOMENTAR INICIATIVAS: Poner a disposición del niño frascos llenos a la mitad de arena o de agua con algunas figuras adentro, para que los manipule a su antojo. Hacer lo mismo con cubos de madera o plástico y con cajas que el niño pueda mover o colocar a su gusto.



BALBUCEAR: Aprovechar cualquier vocalización que el niño produzca, para imitarla y lograr que la repita. Sí el niño articula una sílaba (ma – pa - ta), repetirla seguidamente para que la diga de nuevo en forma balbuceada. Se asocia el balbuceo con palmas, golpes, movimientos de cabeza, con el propósito de convertirlo en juego.



Aumentar el número de sílabas en el balbuceo para que el niño las imite. Tratar de que el niño emita un sonido a través de un tarro o cono. Colocar al niño frente al espejo, hablarle a través del espejo. Hay que vocalizar muy claramente y esperar a que responda. Ir nombrando con claridad objetos caseros y los que el niño manipula. Enseñarle a imitar el ruido de un reloj, de un juguete, del tren, de otro vehículo o de un animal que el niño observe con frecuencia. Contarle cuentos, recitarle poesías.



PREPARAR A CAMINAR: Se levanta la pierna del niño y se gira el pie hacia la izquierda y hacia la derecha, se repite el ejercicio con el otro pie.



Tomar al niño de la mano y guiarlo para que dé pasos hacia adelante, hacia atrás y de lado. Colocarlo de pie, apoyado en una cama o mesa y lograr que trate de alcanzar un objeto, que a su vez se va desplazando para hacerlo caminar, hay que darle oportunidad de alcanzar el objeto.



SABER SU NOMBRE: Llamar al niño siempre por su nombre. Llamarlo y esperar a que se vuelva buscando quién lo llama. Colocarlo frente al espejo y señalar su imagen con su nombre.




COMPRENDER ÓRDENES SENCILLAS, PRONUNCIAR PALABRAS CLARAS: En las diferentes actividades y juegos, lograr que el niño comprenda instrucciones sencillas como: mira, dame, toma, busca, agarra, ven, vamos, come, que rico, trae.

Con un libro o revista, se le enseña el nombre de las cosas que ve, con lentitud, pronunciando bien y repitiendo. Frente al espejo y en la misma forma, se le va enseñando el nombre de las diferentes partes de la cabeza y del cuerpo. Cuando muestre interés en un ruido, debe enseñársele qué lo produce. Cada vez que dice una palabra que ha aprendido, hay que alabar mucho el logro.

Pediatra-Neonatólogo
Av. Universidad 103-207, Villas de la Universidad
Star médica Aguascalientes
Tel (449) 153 05 63 












































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